El purín como fertilizante
Uso del purín como Fertilizante
El purín es el resultado de una mezcla de heces, orina y agua que se forma al reunir los desechos de los cerdos en las granjas de animales estabulados, los purines tienen utilidad para la producción de compost.
Los purines forman parte de la biomasa residual húmeda. Tienen un contenido aproximado (Kg/tonelada) de 2 Kg de nitrógeno, 0’5 de fósforo y 3 de potasio.
Ventajas del uso de purines para fertilizar el campo
Algunas de las ventajas por el uso de purines:
- El importante ahorro económico con respecto a la fertilización inorgánica.
- Es compatible con la fertilización inorgánica tradicional.
- El purín aporta materia orgánica.
- Mejora la estructura del suelo y aumenta la esponjosidad para la retención de agua
- Evita la filtración de algunas sustancias tóxicas.
Adaptación a la normativa PAC, el purín deberá ser inyectado en la tierra
El uso del purín como fertilizante, es aconsejable por su alta proporción de nitrógeno, fósforo y potasio, entre otros nutrientes. Se consigue revalorizar los purines generados en las granjas de cerdos, que de otro modo es un residuo, el impulsar el uso del purín como fertilizante es positivo ya se reduce la contaminación atmosférica, para ello es necesaria la adaptación a la normativa de la Política Agrícola Común, que establece la prohibición de la aplicación de purines con sistemas de platos, abanico o cañones, que distribuyen por aspersión esta materia siendo el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) concede ayudas para la renovación de cisternas de purines destinados al abono de los campos.
Hasta el 15 de septiembre 2018 Abierto plazo para las ayudas a la renovación de maquinas aplicadoras de fertilizantes
Las ayudas se basan en el Real Decreto de 2017, por el que se modifican otras normativas dictadas para la aplicación en España de la Política Agrícola Común, en el que se establece la prohibición de la aplicación de purines con sistemas de platos, abanico o cañones. Por tanto estos sistemas deberán ser sustituidos por otros de rejas, mangueras o tubos flexibles, tubos rígidos o discos, que permiten localizar o enterrar el purín en el suelo, sin distribución por aspersión, todo ello para contribuir a reducir las emisiones de NH3 a la atmósfera derivadas de la aplicación de purines y estiércoles en la agricultura.
La cuantía de la ayuda será como máximo de 20.000 euros, pero no podrá ser superior al 30% del importe total de la nueva inversión realizada. El plazo para la presentación de las solicitudes, que se deben realizar de manera telemática, concluye el 15 de septiembre 2018.
El objetivo es reducir las emisiones de amoniaco
El objetivo es minimizar las emisiones de gases asociadas a la gestión de los purines en el marco del proyecto Agroclima para reducir las emisiones de amoniaco (NH3) a la atmósfera derivadas de la aplicación de purines y estiércoles en la agricultura.
En Aragón, se ha concedido hasta el 30 de junio de 2020 para llevar a cabo esta renovación de maquinaria. Una renovación que no tiene por qué ser de la totalidad de los equipos, sino que bastaría con sustituir el sistema de lanzamiento del purín al terreno por otros localizadores del purín
Uno de ellos es la gestión de los purines que producen los animales. Entre cuatro y siete litros de purín, lo que supone algo más de dos metros cúbicos al año.
Modelo actual y futuro de las maquinas aplicadoras de purines
El actual sistema empleado para el abono de la tierra con purines consiste en una boquilla con un espejo que lanza el purín al aire.
Esto genera dos principales problemas
- Causa malos olores, lo que supone un impacto ambiental negativo.Con los nuevos sistemas de aplicación, este problema queda absolutamente paliado. Podríamos aplicar purín en días de viento huracanado
- La pérdida de nitrógeno, uno de los principales nutrientes del purín, que puede llegar hasta un 40%. Con el nuevo sistema de aplicación, esta pérdida es de alrededor de un 3% o, como mucho, de un 5%, con lo cual, el abonado es mucho más eficiente.
Se estima que por cada metro cúbico de purín gestionado la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera se reduce en 16,6 kilogramos.
Los nuevos aplicadores se dividen principalmente en dos tipos, los que inyectan directamente el purín en la tierra (inyectores) y los que lo dejan muy cerca del suelo para evitar pérdidas debidas al viento y al lanzar el purín a la atmósfera (aplicadores).
Todo ello contribuirá a revalorizar un subproducto, el purín, que tiene un gran valor de fertilización.